El loco que tengo dentro mío
me despierta,
me sacude,
me dice que bailemos
al compás de los grillos,
que salgamos,
que vayamos cantando
de la mano bajo el brillo
de la luna y no te importe
que nos miren,
que el mundo se dé vuelta
para vernos; reírnos,
reírnos de la lluvia,
de la brisa,
de la noche estrellada;
jugar al escondite,
llorar porque sí,
llorar por nada...
El loco que tengo dentro mío
te sacude y te llama,
desabrocha tu camisa y salta,
salta y busca al loco
que aquella noche
se metió en mi cama,
¡casi nada!
Y fuimos dos...
dos locos de amor,
locos del alma.
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